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  Castores Son:
 



Son roedores, pero no roedores comunes y corrientes. De hecho, son semi - acuáticos, y su anatomía está adaptada para la vida en el agua, ya que tienen pies palmeados y cola aplanada. Nativos de América del Norte y de Europa, son los únicos miembros de la familia Castoriade que contiene un sólo género: Castor.

De color marrón, excepto por su cola que es negra, son grandes arquitectos: talan árboles y embalsan las corrientes de agua para hacer lagos, en los cuales se ponen a salvo. Los diques que son capaces de construir llegan a medir ¡más de 500 metros de largo!, y son tan resistentes que soportan el peso de una persona.

Se alimentan de corteza de árboles y hojas, y almacenan ramas bajo el agua para el invierno. Duermen en un enorme montículo de ramas, que construyen justo al centro de este lago. Y son muy pillos: las entradas a estos lagos están justo bajo el agua, de tal forma que pueden entrar y salir sin ser vistos.

Lo malo es que la construcción de estos lagos, verdaderas "represas", causa graves alteraciones en el ecosistema natural, desviando los cursos de agua e inundando extensas áreas de bosques de lenga y coigüe.

Sin duda, los castores son animales muy inteligentes...¡y realmente trabajadores!. Abundan cerca de Puerto Williams y en todas las islas del Canal Beagle, hasta tocar el mar de Drake. Y cuando decimos abundan, es porque realmente abundan: la población total de castores se estima hoy en ¡200 mil ejemplares!, de los cuales 65 mil viven en territorio chileno. El resto está en Argentina.

Además de ocupar zonas boscosas de Tierra del Fuego y Navarino, en la XII Región, los castores cruzaron el Estrecho de Magallanes y comenzaron a poblar esta provincia.

Así, se han destruido milenarios bosques nativos en la región de Magallanes y se han originado cuantiosas pérdidas económicas. Pero eso no es todo, ya que, al alterarse el curso de los ríos y esteros; al levantarse estos diques que forman lagunas, se provoca un anegamiento que trae como consecuencia la pérdida de praderas para el ganado.

Y en el lado argentino...

La Legislatura de Tierra del Fuego también le declaró la guerra al castor Canadensis, calificado en 2006 como “especie dañina y perjudicial” en esa provincia.

La idea era calificarlo como "plaga", pero esto no se pudo debido a normativas internacionales.

Los "ediles" votaron un plan para la erradicación total o al menos para controlar la expansión de la especie.

El gobierno quedó habilitado para firmar acuerdos o convenios con países extranjeros, y para llevar adelante todas las medidas que estime conveniente.

Así, se pretende llevar a cabo acciones en conjunto con Chile.

A esto se suman las millonarias pérdidas que sufre el Estado por la destrucción masiva de puentes, al desbordarse los diques.

Hace una década era impensable imaginar que el castor extendería sus dominios. Pero hoy la realidad es distinta. La especie fue introducida en 1946 desde Canadá por los argentinos al otro lado del Lago Fagnano, en Tierra del Fuego.

En los años 60, el castor pobló el lado chileno de Tierra del Fuego y al poco tiempo cruzó el canal Beagle para establecerse en isla Navarino. Al comienzo fueron apenas 25 parejas (50 ejemplares)... hasta llegar a los 200 mil que existen hoy.

Planes gubernamentales

A raíz de todos estos estragos, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) decidió declararles la guerra a estos roedores, autorizando la caza de diez mil ejemplares por año, así como también la venta de su carne y sus pieles.

Entre el 2004 y el 2006, el SAG de Magallanes implementó un programa de control de especies invasoras, que arrojó como resultado la captura de 11.700 castores, y la capacitación de 270 personas como tramperos.

Y este año se está postulando a la segunda versión del programa. Esta vez se contratarán cuadrillas especializadas, con sueldo fijo, y el uso económico del animal estará concentrado en las áreas donde opere el poder de compra privado: Isla Navarino, y sur y centro de Tierra del Fuego.

En Aysén, los planes estarán puestos en las medidas de control. A comienzo del segundo semestre se iniciará un estudio experimental en cuatro áreas de lagunas - dos en Chile Chico y dos en Coyhaique - el cual consistirá en la captura y esterilización de los machos.

A esto se suma la elaboración de un estudio de factibilidad téncica y económica para la erradicación del castor en el Hemisferio Sur, creado en conjunto con organismos gubernamentales argentinos, ya que también es un problema "binacional".

Paraíso para cazadores

La temporada de caza de este año ya está vigente. Pero para los casos del castor, el jabalí y los visones - considerados dañinos por el reglamento de la Ley de Caza - no hay límite en las fechas: se pueden capturar durante todo el año. Los cazadores utilizan armas de fuego y también trampas importadas desde Canadá (trampas "humanitarias", donde el animal es eliminado en un tiempo inferior al que se demora su predador natural: el oso).

Cada cazador se entiende con la Unidad de Caza que se adjudicó el servicio ante el SAG. Así, una vez al mes se recorren los sectores y se cancela al cazador $2.500 por cada cola de castor, y $5 mil por la piel entera.

Las colas de estos roedores se queman en el incinerador del SAG y las pieles se están almacenando para entregarlas a los artesanos que serán capacitados para su aprovechamiento y para fomentar la industria peletera en Magallanes. La idea es que posteriormente se incremente el mercado privado de peletería.

La meta del gobierno es que en el plazo de tres años se eliminen 5.000 ejemplares de la dañina especie, pero las autoridades reconocen que exterminarlos a todos es casi imposible.

Si quieres conocer todas las normas del gobierno sobre caza (especies permitidas y prohibidas, fechas en que se puede cazar, cotos de caza y todo lo relevante), revisa este manual en línea del SAG.

Así son los castores

En promedio, cada ejemplar de castor mide, aproximadamente, un metro, con un cuerpo de entre 60 y 80 centímetros, y 10 a 13 centímetros de ancho. Sus patas natatorias traseras alcanzan unos 20 centímetros.

Un castor adulto puede llegar a pesar hasta ¡27 kilos! y modificar, con sus hábitos de vida, el paisaje de cientos de hectáreas de bosques y ríos.

Los castores roen troncos de madera para mantener sus cobijos o madrigueras. Además, pueden tolerar temperaturas extremas durante períodos cortos.

Las otras plagas

Los visones se encuentran en todos los cursos de agua de la Región de Aysén, y se han extendido entre las regiones Décima y Undécima.

El jabalí está desde la novena a la undécima región con mayor presencia en la décima.

El ciervo rojo también destruye el suelo. Existen 5 mil ejemplares entre la Novena y la Décima región.

Sin embargo, es aconsejable que dispongan de un cobijo que mantenga una temperatura mínima de 10ºC y un máximo de 30ºC. Por razones de termorregulación, los castores deben tener acceso al agua durante todo el tiempo.

Suelen vivir en colonias y se reproducen una vez al año. Una colonia típica consiste en una pareja de adultos y animales jóvenes de sus dos últimas camadas (jóvenes de un año y recién nacidos).

En cautiverio, se pueden mantener varios animales juntos, pero la presencia de jóvenes de más de dos años de edad puede traer algunas peleas.

Si se anticipa la reproducción, las madrigueras deben aislarse de perturbaciones externas (ruidos, gente, vibración, amenazas visuales, etc.).

También pueden mantenerse individualmente, pero la falta de contacto social los puede hacer agresivos. En este caso es fundamental su contacto con los seres humanos.

La mayor actividad se los castores se registra en en primavera y verano.

Es de noche cuando es más fácil aproximarse a ellos, cuando salen a buscar hierbas y ramas verdes. Y es ahí cuando causan la mayor destrucción de coigües y lengas.

 

Castor

 

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Castores
Rango fósil: Mioceno tardío – Presente


C. canadensis en Calgary, Alberta, Canadá.

Clasificación científica

Reino:

Animalia

Filo:

Chordata

Clase:

Mammalia

Orden:

Rodentia

Familia:

Castoridae

Género:

Castor
Linnaeus, 1758

Distribución

 

Distribución de C. canadensis.

 

Distribución de C. fiber.

 

Fósiles de C. californicus

Especies

C. canadensis
C. fiber
C. californicus

Los 'castores (género Castor) son un grupo de roedores semiacuáticos nativos de América del Norte y Eurasia que se caracterizan por sus amplias y escamosas colas. Este género, de todos los que pertenecen a la familia Castoridae, es el único no extinguido, y engloba tres especies: el castor americano (Castor canadensis), el castor europeo (Castor fiber) y el castor de Kellog (Castor californicus), éste último extinguido desde el Pleistoceno. Todas ellas habitan exclusivamente en el Hemisferio Norte, excepto algunos castores americanos que llegaron a la región sudamericana de Tierra del Fuego al ser allí introducidos. También se introdujeron individuos de esta especie en ciertas regiones de Europa. Con estas excepciones, Castor canadensis habita únicamente en Norteamérica, y Castor fiber en regiones de Europa y Asia. Castor californicus se extendía por lo que hoy en día es el oeste de los Estados Unidos. Aunque son muy similares entre sí, las investigaciones genéticas han demostrado que las poblaciones europeas y norteamericanas de castores son de especies distintas; la principal diferencia radica en que tienen diferente número de cromosomas.

Estos animales son conocidos por su habilidad natural para construir diques en ríos y arroyos y sus hogares —llamados madrigueras— en los estanques que se crean a causa del bloqueo del dique en la corriente de agua. Para la edificación de estas estructuras, utilizan principalmente los troncos de los árboles que derriban con sus poderosos incisivos. A pesar de la gran cantidad de árboles que talan, los castores no suelen perjudicar el ecosistema en el que viven, por el contrario, lo mantienen saludable, pues sus diques proveen una gran cantidad de beneficios; entre otras cosas, estas barreras propician la creación de humedales, ayudan a controlar inundaciones y eliminan contaminantes de la corriente. No obstante, en ecosistemas extraños para ellos, estas modificaciones al ambiente pueden ser perjudiciales, como ha sucedido, por ejemplo, con los castores introducidos en Tierra del Fuego y en las comunidades españolas de Navarra y La Rioja.

Desde hace cientos de años, los castores forman parte de la cultura popular y en algunos casos han tenido una gran influencia en el desarrollo de las sociedades humanas. Un ejemplo de esto es su importancia en la colonización europea de América, pues la búsqueda de sus pieles fue uno de los factores que impulsaron la exploración y el posterior desarrollo económico de Norteamérica. Esto fue debido al valor comercial de sus pieles y de otros productos obtenidos de ellos, como el castóreo. También es un elemento muy representativo de la cultura de Canadá, a tal grado que es el animal nacional de aquel país. Por tanto, la influencia de los castores no se limita al sector económico y comercial, también abarca campos tan variados como la literatura, la religión y el deporte.

Clasificación

El género Castor es uno de los más de treinta géneros clasificados dentro de la familia Castoridae. Dado que hay más de 2.200 especies de roedores, las especies de este género representan aproximadamente el 0,13% del total de especies que conforman el orden Rodentia. Los castores se encuentran clasificados dentro del reino de los animales debido a que son organismos eucariotas, pluricelulares y heterótrofos, con desarrollo embrionario y capacidad de locomoción; en el filo de los cordados, ya que cuentan con una notocorda, que es el principal sostén de su cuerpo, y en su caso se trata de la columna vertebral; dentro de la clase de los mamíferos, pues son seres vertebrados, amniotas, de sangre caliente, con glándulas mamarias y pelo; en el orden de los roedores, el más numeroso de los mamíferos, ya que cuentan con dos incisivos en sus mandíbulas superior e inferior, mismos que se encuentran en constante crecimiento; y dentro de la familia de los castóridos, la cual incluye a los castores modernos y sus parientes primitivos, todos ellos caracterizados por ser semiacuáticos, tener patas traseras palmeadas y grandes colas aplanadas y escamosas.

Especies

El género Castor incluye a tres especies: Castor fiber, Castor canadensis y Castor californicus.

Castor fiber

Castor europeo.

Castor americano.

El castor europeo (Castor fiber) habita en las regiones frías de Eurasia, principalmente en Rusia. Es un poco más pequeño que su pariente americano.[8] Desde la antigüedad fueron cazados, comprometiendo su supervivencia. En algunos países donde antes vivían, como España y el Reino Unido, fueron erradicados debido a esta cacería desmedida, y aunque en la era moderna la especie se encuentra ligeramente amenazada,[9] cada vez son más los esfuerzos realizados para reestablecer sus poblaciones en todo el continente, por lo que la población de esta especie va en aumento.[9] Se calcula que su número ronda los 600.000 individuos.[10] Para colaborar en este proyecto de repoblación, algunos organismos, como la Unión Europea (UE), y acuerdos internacionales, como el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES), administrado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se encargan de proteger a este roedor.[11]

Castor canadensis

El castor americano (Castor canadensis), también llamado simplemente "castor" en Norteamérica, es el mayor roedor del Hemisferio Norte y cuenta con 25 subespecies. Habita en las regiones predominantemente frías y boscosas de Canadá, Estados Unidos y, en menor medida, México. No obstante, también se ha introducido la especie en otras regiones, destacándose Tierra del Fuego y la Península Escandinava. En Finlandia han convivido directamente con castores europeos, e incluso se llegaron a cruzar algunos ejemplares de ambas especies.[1]

Este animal con frecuencia es cazado por su piel. A principios del siglo XIX, la caza acabó con ellos en una buena parte de su área de distribución original. Los pobladores nativos y primeros colonos además comían su carne. Gran parte de la exploración inicial de América del Norte fue impulsada precisamente por la búsqueda de la piel del castor americano.

Esta especie es más abundante que la europea y su población se estima entre los 10 y 15 millones de ejemplares, aunque originalmente pudo haber habido diez veces esa cantidad de castores en Norteamérica, antes de los días del comercio de pieles. A pesar de este declive, no se considera a la especie en peligro de extinción.[12]

Castor californicus

El castor de Kellogg (Castor californicus, también llamado Castor accessor) vivió entre el Mioceno y el Pleistoceno en el oeste de América del Norte.[13] Era muy similar al castor americano, pues también era semiacuático, aunque de mayor tamaño. Se han encontrado fósiles de esta especie en Estados Unidos, principalmente en el estado de California, y en México.

Diferencias entre especies

La nariz del castor americano es diferente a la del castor europeo.

A pesar de que el castor europeo y el americano son muy parecidos entre sí —tanto que algunos los han considerado variedades de una misma especie—,[4] las dos especies se diferencian en algunos aspectos. Algunas de estas características son morfológicas, mientras que otras están relacionadas con su comportamiento. La principal diferencia morfológica entre ellas se encuentra en sus huesos nasales.[4] Otra característica que marca la diferencia es el diferente número de cromosomas de cada especie,[14] Este hecho impide que miembros de diferentes especies de castores puedan cruzarse entre sí.[14] En la siguiente tabla se comparan los rasgos distintivos más sobresalientes:

 

Característica

Castor fiber

Castor canadensis

Tamaño del cráneo

Menor

Mayor

Hoyo nasal en el cráneo

Triangular

Cuadrado

Dimensiones de la cola

Más estrecha

Más amplia

Tamaño corporal

Ligeramente más pequeños

Ligeramente más grandes

Tamaño promedio de la camada

2-3 crías

3-4 crías

Construcción de diques

Menos desarrollada

Más sofisticada

Posición de la madriguera

Cerca de las orillas

Lejos de las orillas

Marcas de olor

Más pequeñas

Más grandes

Competitividad

Menos competitivo

Más competitivo

Cromosomas

2n = 48

2n = 40


Comportamiento

Ilustración de Herman Moll donde se describe detalladamente el proceso que siguen los castores para construir sus diques.

Los castores pasan la mayor parte del tiempo en el agua.

Los castores son esencialmente acuáticos en sus actividades, y nunca viajan por tierra a menos que sea necesario. Son animales sociables, llegando a formar grupos o colonias de hasta doce individuos, compuestas por una pareja y sus crías.[16] Las familias pequeñas pueden vivir en una sola madriguera, pero las más grandes pueden necesitar refugios adicionales.[16] Cuanto mayores sean el aislamiento del lugar donde viven y la abundancia de alimentos, más grande será la población de castores.[4]

Viven en corrientes donde, a fin de conseguir agua con suficiente profundidad, construyen diques con fango y con los troncos y ramas de los árboles que derriban con sus poderosos incisivos. Generalmente eligen corrientes cuya profundidad sea de más de un metro para iniciar sus labores. En el estanque creado construyen sus madrigueras. Durante la construcción, el lodo o fango es colocado con las patas delanteras y no, como se suele creer, con la cola, la cual es empleada únicamente como timón cuando nadan y para mantenerse en pie cuando se apoyan en sus patas traseras.[4] Para la construcción de los diques, que casi siempre hacen por la noche, los castores transportan el lodo y las piedras con sus extremidades delanteras y la madera entre sus dientes. Al nadar, se impulsan con sus extremidades posteriores, que siempre permanecen sumergidas, asomando fuera del agua únicamente su cabeza, para poder respirar y ver el entorno.[17] A pesar de que son mucho más hábiles nadando que desplazándose por tierra, no suelen alcanzar grandes velocidades; por lo general no superan los 10 km/h.[17]

Para la construcción, estos animales transportan el lodo y las piedras con sus extremidades delanteras y la madera entre sus dientes. Casi siempre trabajan durante la noche. Durante la primavera y el verano se encargan de reunir las reservas de madera que les servirán para alimentarse durante su reposo invernal. Continúan recolectando alimentos hasta el final del otoño. Durante este lapso también se encargan de reparar los daños que puedan tener la madriguera o los diques, aunque por lo general no comienzan a hacer esto hasta que inician las heladas. Es también durante esta época cuando se reproducen; se aparean en los meses primaverales, o un poco antes, y las crías nacen durante el verano. Además, al final de cada otoño cubren sus cabañas con lodo fresco, el cual se congela cuando disminuye la temperatura en el invierno y se vuelve tan duro como la piedra, de tal forma que los depredadores no pueden perturbar su reposo. Con la llegada del invierno, se refugian en su madriguera y subsisten de la reserva que se encargaron de reunir durante todo el año. Cuando el hielo se rompe en primavera, dejan sus guaridas y comienzan el ciclo de nuevo.

Defensa territorial

Ya que el territorio en el que habitan es sumamente importante para los castores, en especial por todo el tiempo que invierten construyendo en él, suelen defenderlo ante las amenazas externas. Si un desconocido entra en el territorio de una colonia de castores, lo más seguro es que terminen luchando contra él, en ocasiones hasta la muerte. La forma en que detectan la presencia de extraños es a través del olfato; si perciben un olor que no les es familiar, buscar la fuente del mismo se vuelve prioritario, incluso más importante que reunir alimentos, y no descansan hasta haberla hallado.[18] No obstante, se sabe que los castores pueden reconocer los olores específicos de otras familias con las que están emparentados, en cuyo caso los toleran dentro de su territorio y no les hacen daño; lo mismo sucede con otras especies que no los perjudican y cuyos olores, con el paso del tiempo, se vuelven familiares para ellos.[18]

Para advertir a los posibles invasores, principalmente a otros castores, marcan su territorio con unas señales de olor —hechas con una mezcla de lodo y castóreo— para así delimitar sus tierras y tratar de prevenir enfrentamientos.[18] Colocan las marcas de olor en los límites de su territorio, y mientras más de ellas coloquen, menos probable será que éste sea invadido, ya que más marcas equivalen a una colonia más poderosa.[18] La cantidad de marcas que colocan depende en parte de la época y de la densidad de población del lugar. Durante los meses de cría, que son enero y febrero, y durante la época en que los castores jóvenes abandonan sus grupos y se dispersan, que es por agosto, el marcado de territorio se incrementa.[18] De la misma forma, en una zona donde hay varias colonias de castores, es común que el número de marcas sea elevado.[18] El marcado de territorio, así como la defensa del mismo y la reparación de diques y madrigueras, es realizada por machos y hembras por igual.[19]

Alimentación

Un castor alimentándose.

La dieta de los castores es estrictamente herbívora. Se alimentan de la corteza, ramillas y hojas de los árboles que talan y de las raíces de plantas acuáticas.[20] Aunque pueden ingerir casi cualquier vegetal comestible que encuentren en la orilla de un río o lago, prefieren ciertos alimentos sobre otros. Se ha observado que los castores europeos prefieren la corteza y hojas de árboles como sauces, abedules y avellanos, mientras que los castores americanos se inclinan por árboles como sauces, abedules, álamos, cerezos, arces y alisos, entre otros.[21] A pesar de sus preferencias, la dieta de un castor suele basarse en la disponibilidad de alimentos, por lo que no rechazan un alimento aunque no sea de sus favoritos.

Para subsistir en el invierno reúnen una reserva de comida, la cual mantienen sumergida en el fondo del estanque donde viven, muy cerca de una de las entradas a la madriguera. Acostumbran colocar las ramas más grandes en la parte superior y las más pequeñas en la parte inferior de la pila para impedir que éstas últimas sean arrastradas por la corriente.[21] Mientras más frío sea el clima en el que vivan, más importante se vuelve la recolección de esta reserva de comida, pues suelen pasar prácticamente todo el invierno dentro de sus madrigueras. Además de servirles como fuente de alimento, esta reserva de madera tiene otra función. Ya que la superficie del estanque se congela durante el invierno, los castores permiten que algunas ramas floten en el agua, impidiendo que ésta se solidifique en esa zona.[22] De esta forma pueden salir al exterior en caso de alguna emergencia por ejemplo, si se agota la reserva de comida.

Reproducción

Los castores son capaces de aparearse en casi cualquier etapa de su vida, y son monógamos[4] [23] —aunque si su pareja muere, pueden conseguir otra—.[19] Su monogamia se debe principalmente a que, para el correcto cuidado de las crías, es necesario que ambos padres colaboren, ya que uno solo no sería capaz de cuidarlas. Por lo tanto, deben permanecer unidos todo el tiempo para que la reproducción tenga éxito.

Castor adulto con un ejemplar joven.

La época de apareamiento comienza cuando se derrite el hielo invernal, lo que sucede aproximadamente por febrero.[1] Cada pareja tiene solamente una camada por año. El apareamiento suele realizarse bajo el agua, aunque también puede llevarse a cabo en la orilla del río o estanque donde viva la pareja.[1] Después del periodo de gestación, que dura aproximadamente unos tres meses y medio (100 días),[17] la hembra da a luz de 2 a 4 crías[24] (aunque en casos extremos pueden ser hasta 9),[17] las cuales nacen ya con los ojos abiertos y cubiertas de pelo. Éstas son amamantadas durante las primeras semanas de vida, en las cuales permanecen dentro de la madriguera junto con la madre y las crías de la temporada anterior, que tienen alrededor de un año de edad. Los castores de dos años, si siguen viviendo con la familia, ayudan a la madre a alimentar y proteger a los recién nacidos.[16] El padre mientras tanto sale y permanece en las cercanías, cuidando el territorio.[19] En cuanto dejan de ser amamantadas, la madre empieza a alimentar a sus crías con hojas tiernas.[1] Cuando son muy pequeñas, las crías se comunican constantemente y hacen mucho ruido, y mientras van creciendo se vuelven menos ruidosas, al comenzar a comunicarse con olores o ciertas actitudes específicas.[1] Un tiempo después, por lo general al mes de edad, los jóvenes empiezan a moverse por el exterior de la madriguera, aunque siguen siendo bastante dependientes de sus padres, ya que son ellos quienes les siguen administrando alimento y protección por cerca de un año.[19] Durante este periodo, aprenden algunas valiosas habilidades al copiar el comportamiento de los castores adultos, aunque aún no toman parte en las labores de construcción y otras actividades.[19] Cuando los jóvenes alcanzan la madurez sexual, lo que suele acontecer a partir de los dos años de edad, pueden separarse de la colonia y formar la suya propia.[25] No obstante, si es una época de escasez de alimentos, sequía o hay una alta densidad de población, pueden posponer su partida, ya que estos factores reducen sus posibilidades de establecer exitosamente una colonia.[16] Cuando finalmente deciden separarse, no suelen establecerse en un punto muy lejano a su lugar de nacimiento.[16]

 
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